“No me dejes partir viejo algarrobo,

levanta un cerco con tu sombra buena,

átame a la raíz de tu silencio,

donde se tornan pájaros las penas…»

Así comienza el poema que Atahualpa Yupanqui le dedica al árbol que tal vez haya abrigado sus días. Leerlo cientos de veces no ha podido evitar nunca la evocación del San Antonio…de su sombra buena…como decía el maestro… de ese secreto deseo de no querer partir lejos de su protección…

Jamás un ornamento ha sido necesario en el inmenso patio al amparo de su fortaleza…

Habrá sido joven alguna vez? Habrá alguien que pueda recordarlo pequeño? O imaginarlo débil? O envejecido?… Cuántas personas habremos crecido, transitado, jugado, abrazado, llorado, cantado, celebrado, discutido, pensado, soñado a la sombra del San Antonio? Que natural fue creerlo tan propio…tan eterno…! Hoy las ramas se deshacen de sus hojas para soportar el peso de los años…Para juntar fuerzas.. Y vamos a ayudarlo. La decisión no es fácil. Ni es el camino más corto. Es el que ha aconsejado el mejor y más experto de los especialistas. «Está muriendo» nos dijo. «Hay signos inequívocos de necrosis en el tronco. Hay que aliviarlo del peso de sus ramas con una poda radical y con nutrientes que lo alimenten para el rebrote… si logramos que rebrote» Están los retoños que plantaremos al lado del tronco. Crecerán, lo abrazarán y se fundirán con él… y habrá renacido. Llevará años. Pero seremos los testigos de ese renacer como otros lo fueron de su nacimiento. Para agradecerle por lo que nos dio y para guardar su recuerdo, antes de la poda, haremos la toma de fotografías por cada grado durante los días de la semana próxima en horas de la mañana y de la tarde. El día 11 de mayo a las 15 horas, se tomará la fotografía con las egresadas.

Marcela Estrada

mayo de 2018, Tucumán


 

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